En la década de 1580, la monarquía Tudor logró con Isabel suficiente estabilidad como para plantearse un aumento del comercio y la exploración exteriores. El desarrollo de un nuevo tipo de empresa, la sociedad por acciones, hacía que la financiación de tales empeños fuese una tarea más realista. La primera de ellas fue la Compañía de Moscovia (o Rusa), fundada en 1553 con .